viernes, 13 de junio de 2008

Un fistro de ministra

Lo peor de Bibiana Aído no es que sea mujer. Lo peor no es que sepa utilizar las nuevas tecnologías y tenga un blog. Lo peor no es que sea la ministra más joven de la democracia. Afortunadamente, estos argumentos ya no pueden usarse en contra de nadie. No: lo peor es que cada una de sus intervenciones trivializa el complejo tema de la igualdad.La ministra habla de patriarcado, de dominación , de ponerles un teléfono a los hombres y de involucrarlos en la lucha contra la violencia de género. Me temo que los que nunca la han practicado ya están involucrados. Los otros, los maltratadores, se combaten con el código penal y todo lo demás( el patriarcado, el machismo histórico o lo que usted quiera) con una mejor educación en los medios, en los políticos y en las escuelas. Las discusiones y los conflictos de las parejas, mientras no medie delito alguno, son suyos, es decir, de las parejas. El estado no tiene que ejercer ninguna tutela psicológica, no tiene que entregarnos una tarjeta de visita y apuntarnos un número de teléfono por si en algún momento los hombres, víctimas de la ofuscación y del patriarcado, nos ponemos tribales y necesitamos reconducir nuestra alma por el buen camino. Si hay algo que nos ha sobrado siempre en este país, son los catecismos, gracias. Por otro lado, aunque resulta obvio que la violencia física la ejercen los hombres sobre las mujeres, ya es hora de que alguien vaya más allá del titular fácil o la crónica de sucesos y ponga sobre el tapete el verdadero problema que está en la raíz del asunto: la dominación simbólica. Pero con ésa, claro, no se atreve nadie, porque en ésa participamos todos (incluida la ministra, que no deja de ser otro símbolo) y además no da votos.

Lo peor es que se ha desaprovechado una oportunidad. No hay que ser muy listo para darse cuenta de que un ministerio tan paradigmático como el de igualdad, merecía alguien de mayor calado. Si por cuestiones de oportunidad política tenía que ser una mujer, bienvenida sea, pero , ¿ es que no había mujeres más capacitadas?. La verdad es que cuesta creer que, habiendo tantas mujeres con méritos de sobra, se haya elegido a Bibiana.

Es pronto para hacer balances, pero no puede decirse que la cosa pinte bien. De todas formas, que nadie se engañe: la batalla se juega también en el plano de lo simbólico. Y en ese terreno Bibiana lo está bordando. No sé cómo se manejará en la política, pero lo que está claro es que la presión mediática le viene grande. Lo único que le falta para el pleno al quince es quejarse del trato de la prensa y decir que se la critica por ser mujer. Flaco favor se hace a los miembros y a las miembras de una sociedad colocando al frente de un ministerio tan síngular a una persona que cada vez que habla es para aclarar alguno de los equívocos que ella misma provoca.

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